domingo, 19 de abril de 2015

Gracias

Corren tiempos difíciles, tantos que unas veces estás eufórico y otros que estás hundido en la miseria más alarmante que nadie se puede imaginar.

Pero,.. aquí viene lo importante, en este camino tan arduo, te vas encontrando gente que merece la pena cuidar, conservar y sobretodo darles las gracias tan sólo por aparecer en mi vida.

Hace muchísimo que no escribo al menos en el blog, porque la verdad tengo cuadernos llenos de notas que algún día irán tomando sentido. Pero ahora lo necesito, es el momento de dar las gracias a vosotros por estar, por lo momentos malos y buenos que hemos pasado juntos, por hacerme ver las cosas un poco más fáciles y tener, sobretodo, una sonrisa para mí.

Gracias por hacerme disfrutar de un poquito de vuestro corazón.

Gracias por vuestras sabias palabras, ánimos e incluso de vuestras preocupaciones.

Aunque pase el tiempo quiero que sepáis que nunca os voy a olvidar, que ya hemos terminado nuestros momentos diarios juntos pero que a mí siempre me vais a tener, siempre voy a estar y no sabéis todo lo que os hecho de menos.

Gracias a mis chicas, gracias a vosotros que ya sabéis quienes sois (P, I, J, V, A).

Je vous aimerai toujours.

miércoles, 26 de octubre de 2011

El tiempo

El tren volvió a parar, llevaba ya una hora de retraso por obras. Volvía a mi hogar de la infancia, ese del que había salido hacía tiempo y al que no quería regresar.

Allí estaba parada con ella, mi sueño, mi ser, mi energía, mi amor, mi querida niña.

Me sentía como ese tren, tan de repente movíendome a gran velocidad como parada sin ningún camino por el que ir. Manejada por un maquinista que no sentía como mi yo y arrastrada por una vía por la que no quería ir . Cerré los ojos.

El tren volvió a arrancar tras un largo tiempo que no supe precisar. Abrí los ojos y allí estaba ella. Mi niña, mi vida, me miraba con esa dulce sonrisa a la que no me podía resistir.

Yo debía arrancar, debía empezar un nuevo camino, una nueva vida, debía controlar mi camino, seguir mi vida, coger yo misma mi volante, manejar mis propios hilos y no parar, no mirar nunca nunca atrás.

Todo, todo, todo, se lo debía, todo, todo, todo, por ella.

lunes, 25 de julio de 2011

Huida

Clara despertó de un sobresalto. Ya no se acordaba ni donde estaba. Miró quien estaba a su lado. Era Lorien, todavía no se lo terminaba de creer. Respiró suavemente y le dio un dulce beso para no despertarlo. Su vida había cambiado bastante en el último año, llegando a donde estaba ahora, en la ciudad de sus sueños París, con su mejor amigo, amante o pareja.

Hacía un año exactamente desde que había tomado la decisión de su vida. Siempre había estado huyendo para no enfrentarse a los problemas que le iban surgiendo. Cuando estaba en el instituto quería huir de su ciudad natal Zaragoza. Allí conoció a Lorien. Desde el primer momento habían congeniado muy bien. Siempre habían sido como hermanos. Se contaban todo, aunque no salían con la misma gente, se reservaban tiempo para estar juntos. Clara le envidiaba porque él podía hacer lo que quisiera. Sus padres eran intérpretes y nunca estaban en casa. En cambio a ella, al ser hija única la protegían demasiado. Aunque en el fondo los dos se sentían igual de solos y los dos se refugiaban el uno en el otro. Hasta que apareció ella.

Patricia fue la culpable o eso pensaba Clara de que Lorien perdiera el rumbo. Ya no tenía el suficiente tiempo para estar con ella. Lorien comenzó a juntarse con una gente que Clara no admitía, o no quería admitir como amigos. Así que huyó hacia la rebeldía. Fue la primera vez que escapaba tanto. Decidió irse a Bilbao a estudiar una carrera que aunque no era la que le apasionaba, fue aprendiendo a disfrutar. Ahora ya estaba cansada de Bilbao. Casi todos los días llovía. Al principio le cautivaba la lluvia, iba siempre sin paraguas y le encantaba la sensación del agua deslizándose, a veces rápido y otras lentamente por su cuerpo. Ahora ya, ni esa sensación de libertad y placer le gustaba.

Tenía nuevos amigos, hasta una pareja pero seguía sintiéndose sola. Buscaba algo que la motivara y la oportunidad llegó. Después de tres años en Bilbao, se presentó al examen para irse a París a estudiar su último año de carrera. Por fin había conseguido su sueño de volar como un pájaro y alejarse de esa ciudad que cada día le oprimía más. Creía que Francia iba a ser la solución a todos sus problemas. Estaba cansada de estar encerrada en ese clima gris de la ciudad.

Francia fue el paraíso. Se sentía bien, como siempre que llegaba a un nuevo lugar. Pero París era diferente. La gente le gustaba, estaba en una residencia y enseguida conoció a un gran número de gente con el que conectaba bien. Las clases al principio le costaron, pero al estar varios de Erasmus como ella de diferentes ciudades del mundo, los profesores colaboraban para que fuese todo más fácil. Así fue pasando el año rápidamente, visitando museos, perdiéndose en la vida parisiense y mezclándose con gente de lo más variopinto.

Estaba disfrutando por fin y ella se estaba volviendo más francesa que española, más bohemia que lo comedida que había sido siempre. Aunque en el fondo de su corazón seguía añorando sus paseos por el Pilar, perderse entre los turistas, callejear por su casco antiguo, descubriendo tiendas y cafés singulares. Por eso le gustaba París, los sentidos con los que disfrutaba esa ciudad eran los mismos que cuando estaba a gusto en Zaragoza, quizás por fin se sentía bien y podría volver algún día con su familia.

Pero llegó la fiesta española. La Sorbona hacía cada mes la fiesta de un país y había tocado España. Juntaban a todos los que eran originarios del país para darles sorpresas, regalos y que hiciesen de anfitriones. Así que allí fue con todos sus amigos. Se arregló con su vestido hippy favorito con colores morados, su boina francesa azul oscuro, sus botas negras de cuero y su cazadora vaquera. La fiesta era espectacular. El pabellón estaba adornado con castañuelas, cabezas de toros, abanicos,… a Clara eso le hacía mucha gracia. Siempre tenían la imagen de que España sólo era flamenco y toros. Pero bueno… qué se le iba a hacer quizás era esa la imagen que proyectábamos al exterior. De todas formas, ¿no era eso lo divertido?

Llegó el momento del baile y pusieron la macarena. Todos los españoles debían situarse en el escenario y guiar el baile. Toda la gente del pabellón seguía los pasos de ellos. Al principio ella no lo vio. Pero él a ella sí. Clara estaba en el centro más o menos con otras dos españolas que conocía porque estaban en su residencia y con las que se llevaba bien. Lorien estaba en un lado, así que se escabulló del escenario y se situó en un lado para verla bailar. No se lo podía creer que Clara estuviese allí. No se había despedido de él cuando se fue a Bilbao y no la había conseguido localizar. Aunque sus padres le habían dado el teléfono de su piso, parecía que nunca estaba en casa cuando él llamaba. Se sentía en parte culpable de haberla perdido pero ahora que la veía feliz pensaba que a lo mejor estuvo bien así. Seguir cada uno con su vida para encontrarse a ellos mismos.

Él también huyó de Zaragoza. Su madre era francesa y tenía un piso allí. Así que cuando se dio cuenta de que en su ciudad ya no había nada que le atase de verdad, decidió irse a estudiar a París, total él lo tenía fácil, tenía doble nacionalidad y conocía tres idiomas a la perfección.

Terminó la canción. La gente estaba eufórica y siguió bailando las diferentes canciones españolas que iban poniendo. Las luces empezaron a bajar y llegó la parte lenta. Comenzó a escucharse Sergio Dalma con su Bailar Pegados famoso en Francia después de Eurovisión. Era su momento. Lorien se acercó a Clara que ya estaba bailando con un francés y le pidió permiso. Clara se quedó helada, pero Lorien comenzó a bailar con ella.

- Hola Clara ¿Qué haces aquí?
- Creo que te iba a preguntar lo mismo. – A Clara le estaban sobresaliendo las lágrimas.
- No sabes las veces que te he llamado, las veces que te he buscado, hasta que decidí tomar la misma decisión que tú y huir. ¿Por qué no te despediste de mí?- Lorien se sentía cabreado, a la vez que esperanzado. Tantos años con las emociones retenidas. Era su amiga y nunca había entendido porqué se había marchado.
- Estabas muy ocupado. – Dijo Clara entre sollozos. No podía llorar, pero no podía aguantar más. Entonces Lorien lo comprendió. Cuatro años habían pasado casi desde que Clara se había ido de Zaragoza.

La canción estaba a punto de terminar Clara seguía intentando no llorar pero las lágrimas le corrían por la cara. Lorien le secó con sus dedos suavemente las lágrimas y le dio un beso en la boca.

- No voy a permitir que huyas nunca más de mí.

Clara se levantó muy despacio de la cama, comenzó a preparar el desayuno que sabía que siempre le había gustado a Lorien. Café recién hecho, zumo de naranja en copa y cruasanes con mermelada. Se acercó a la cama, lo despertó, con las copas de zumo.

- ¡Por una nueva vida! – dijo Lorien.

lunes, 27 de diciembre de 2010

La niña, las hadas y la luna


En mi anterior casa, cuando yo era una pequeña niña con muchos sueños y fantasías ya me sentía diferente. En los años 80 con el mundial de naranjito los niños de mi edad ya sólo pensaban en el fútbol y las niñas en sus muñecas, en ser princesas o bailarinas. Yo,… sólo soñaba con la luna. Mi cama estaba justo debajo de la ventana y todas las noches antes de irme a dormir hablaba con ella, a veces le contaba mi día, otras mis ilusiones o mis penas, como si me escuchara, para mí, era mi hada madrina o mi ángel de la guarda. Como se suele decir en la vida, el tiempo lo cura todo y esa niña pequeña creció y perdió esa niña interior.

Pero la vida puede ir recta o hacer un círculo nunca sabemos cual va a ser su recorrido, si habrá baches o si subiremos montañas o si será sencillo el camino. Un día nació mi pequeña hadita Emma y aunque con responsabilidades diferentes volvió a aflorar en mi interior esa pequeña niña que un día fui.

Cual fue mi sorpresa y mi ilusión que un día al ir a darle el beso de buenas noches me acerqué y la oí. Con sus tres añitos estaba hablando con la luna. Me sentí feliz estaba preparada para el mundo de las hadas.

Ese fin de semana nos fuimos a Sesué un pequeño pueblecito del Pirineo aragonés. Allí en el interior de la naturaleza mientras su padre se iba de excursión nosotras paseábamos por los senderos del bosque. Emma miraba a su alrededor con sus ojitos brillantes. Se paraba ante todas las flores, jugaba con las hojas,... hasta que se quedó muy quietecita delante de un inmenso árbol con grandes raíces y lleno de huequecitos diminutos entre ellas. Susurrándome y tirándome de la mano me hizo agacharme.

- ¿Mami las has visto?
- No cariño, yo ya soy mayor y ya no tengo la vista que tienes tú. –Dije de corazón suponiendo que mi pequeña estaba viviendo lo que yo viví en su día.
- Son muy bonitas pero se han escondido. ¿Nos tienes miedo?
- A lo mejor hemos hecho mucho ruido para ellas.

Emma se sentó en el suelo, despacito y cerca del árbol. Yo la imité aunque me quedé un poquito más atrás.

- No tengáis miedo, me llamo Emma, no os voy a hacer daño y mi mamá aunque sea grande tampoco.

No sé si hubo contestación pero de repente unas mariposas de todos los colores revolotearon rodeando a Emma, incluso alguna se posó en mí. Para mí sólo eran mariposas pero para mi pequeña eran fantásticas hadas. Ella las veía así, como yo cuando había tenido su edad. No sé cuánto tiempo estuvimos, allí sentadas. Sólo escuchaba el revoloteo, los pájaros, la brisa golpear las hojas de los diferentes árboles. El tiempo se había parado y mientras yo disfrutaba de la paz, Emma conversaba con sus hadas sin yo escuchar nada.

Al cabo del rato mi pequeña se levantó, la oí despedirse y nos volvimos hacia el pueblo en silencio. Cuando nos habíamos alejado lo suficiente me dijo:

- Mami, de verdad que no las ves.
- No mi amor, sólo veo preciosas mariposas.
- Entonces, ¿yo también las dejaré de ver?
- No lo sé ni todos los niños las pueden ver ni creo que algún adulto las vea. Perdemos los ojos de la fantasía.

Me miró en silencio y articuló en un ligero susurro ¡Qué pena! Pues yo les he prometido que aunque deje de verlas nunca las voy a olvidar.

No sé si las volvió a ver, no sé si las olvidó, sé que es una parte interior en la que ni puedo ni debo entrar. Pero cuando vamos por el bosque siempre mira al árbol y sonríe, sigue conversando con la luna y para mí lo más importante es que siguen brillándole los ojos de la misma forma que lo hicieron ese día.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo



2011 abre una nueva página...

... que el tiempo llenará de risas, desafíos y plácidos despertares, manos amigas, reencuentros inesperados, dulces sabores y nuevas canciones, estrenos de cine, noches de locura, días de novela en tu sofá, pequeñas derrotas y grandes alegrías,...

Gracias por dejarme formar parte del libro de vuestra vida.

Os deseo Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo.

Sacado de una felicitación navideña del Círculo.

martes, 21 de septiembre de 2010

Llora Aragón!

¡Llora Aragón!
Has perdido tu imagen,

has perdido tu voz,

tus sueños e ideales,
tus palabras y tu libertad.


¡Llora Aragón!

porque tu hijo se ha ido

pero su inmenso corazón

seguirá estando

en cada lágrima,

en cada palabra,

en cada canto

al amor de Aragón.


Gracias Labordeta
Aragón nunca te olvidará.

viernes, 2 de julio de 2010

Revista Narrativas

Ya está disponible la Revista nº 18 de Narrativas en la que como siempre hay lecturas muy interesantes:

- Ensayo

Ciudad de México, espacio de la palabra. Introducción a género y ciudad en la novela mexicana, por Demetrio Anzaldo González.
Ensayo sobre "El rumor de los desarraigados" (conflicto de lenguas en la península ibérica), por Nerea Marco Reus.
Penélope en La Habana en la obra "Te di la vida entera" de Zoé Valdés, por Orlando Betancor.
Don Quijote armado caballero: la parodia o la dignidad y el idealismo, por Daniel Alejandro Gómez.


- Relatos


Alicia en el país del sueño, por Víctor Montoya.
Ciclos, por Rosana Alonso.
París - Impresión sol naciente: la plaza de la Vaca negra, por Marina Sanmartín.
Ojos verdes, por José A. Figueroa.
Lluvia de trompetas, por Ekaitz Ortega.
Ansiedad, por Gabriel Bonilla.
karakuri, por axel l. krustofski.
Cambalache, por Manu S. Vicente.
Las minas, por Carlos Santi.
Resaca, por Carlos Ardohain.
Así se hace mi cuerpo historia escrita de otros, por Zulma Oliveras Vega.
La noche de las gárgolas, por Enrique Martínez Llenas.
Las noches maravillosas son cosa de dos, por Sara Martínez.
Confesarás tus pecados, por Gustavo M. Galliano.
Torta casera (o ejercicio #52 de sadismo), por José Alejandro Brito Boadas.
Día laboral, por Sara Caba.
El ataúd, por Marcos Abal.
Pompas de jabón, peces y otras historias, por Rafael Bartolomé.
La vie secrète des femmes, por María Aixa Sanz.
Renacimiento verde, por Víctor M. Valenzuela.
Eres, por Pascual Moreno.
Microrrelatos, por David Moreno.
Correspondencia nicaragüense (VI), por Berenice Noir.
Escalofríos, por Jesús M. Santiago Rosado.
La culpa, por Jesús Esnaola.
La exquisitez del deseo, por Cristina Martínez.
Ella, por Enrique García Díaz.
Renacimiento, por José María Morales Berbegal.
El patio, por Carlos Almira.
Transformaciones, por Rolando Revagliatti.
Manuscrito hallado a la orilla de una oreja que sangra, por Jonatan Frías.
Las afueras, por Pedro Porres.
El fumigador, por Adam Gai.


- Narradores

José Luis Muñoz


- Reseñas


"El mes más cruel", de Pilar Adón, por Segundo Tercero Iglesias.
"Todo el amor y casi toda la muerte" de Fernando Marías, por José Luis Muñoz.
"Instrucciones para salvar el mundo" de Rosa Montero, por Ághata.
"El hombre es un gran faisán en el mundo" de Herta Müller, por José Luis Muñoz.
"La fábrica de huesos" de José Giménez Corbatón, por Luis Borrás.
"La librería" de Penelope Fitzgerald, por María Aixa Saiz.
"Cuentos históricos del pueblo africano" de Johari Gautier Carmona, por Luis Hernández.
"La crueldad del fotógrafo" de Antonio Cardiel, por Luis Borrás.


- Y Novedades editoriales


La podéis encontrar en www.revistanarrativas.com

Espero que os guste, así ya tenéis lecturas para el veranito.

Gracias Carlos por vuestro trabajo y por seguir informándome siempre.
Un saludo.